La vida es, afortunadamente, muy amplia y variada, y cada uno tiene sus predisposiciones y su singularidad. Hay personas que están hechas para vivir con la misma pareja toda la vida; otras, para tener diez amantes al mismo tiempo, y otras, para ser monjes o monjas. Unas se orientan hacia personas del mismo sexo y otras hacia personas de distinto sexo.
Cada uno debe respetar su original forma de ser, incluso su propia neurosis o tendencia condicionada, aunque trabaje para modificarla, y no tratar por todos los medios de encajar en un modelo ideal de relación de pareja. Lo importante es la aceptación amorosa de uno mismo y de la propia singularidad. Y cada cual puede encontrar regocijo en respetar su propia naturaleza y ser feliz siguiéndola.
JOAN GARRIGA
del Libro El buen amor en la Pareja
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